jueves, 8 de mayo de 2008

Haciendo la parodia del artista



"Si, pero es que tú no vas a cantar lo que tú quieras, sino lo que nosotros te digamos, ¿vale?" Así, con esa claridad impasible, se expresaba un miembro del jurado de O.T. (Operación Triunfo, Telecinco, martes a las 22.15 hs) dirigiéndose a una concursante durante el casting que separaría la paja del trigo genéticamente alterado. La concursante, o rata de conservatorio, era una jovencita de unos 18 años. Querían hacerle entender -para matizar lo inmatizable- que durante el proceso ella no podría elegir a su gusto el repertorio, sino que debería someterse al establecido ya por el jurado. Lo que les faltó aclarar, copiando a la perfección el formato de la publicidad engañosa, es que después tampoco podrá elegir.

El alma del esperpento, como todos sabemos, reside en vender la fama en píldoras anticonceptivas, formato Reality Show mediante. El ganador, efectivamente, no podrá concebir nunca un hijo de su pasión. La vía ultra rápida en globo aerostático, falto de gas. En unos pocos capítulos veremos cómo un joven muta de la nada a lo que nunca debió ser. A cambio de dar el Do de pecho en colores, hará entrega de cuerdas vocales, cerebro e ideas (si las hubiera). Emitirá, en definitiva, el tono que le venga en gana a la producción primero, y a los bolsillos de la discográfica después.

Durante unas semanas, comerá un queso de utilería. Será marioneta de un márketing inteligentísimo, diseñado para que al final de la cadena de producción, la industria se provea de una nueva estrella fugaz, esa que alimenta oídos perezosos de verano. Artista creado en laboratorio. Ese que nunca conoció el fuego sagrado de la pasión, que nace solitaria, ante el papel o la partitura en blanco.

En otras palabras, que desde el vamos, tú no eres nadie. Pero si ganas, prepárate para no ser nadie.

5 comentarios:

Fran dijo...

Tienes razon en parte, sobre todo en la final una vez lanzados al mercado la mayoría se diluyen y pierden en la normalidad que la mayoria tenia antes de empezar sobre todo a causa del sistema del concurso.
Primero no olvidar que es un concurso con unas normas, mas o menos manipuladas, ya que por ejemplo seria mas "justo" el que hicieran un sorteo con los temas en vez de ser dado a dedo, que siempre es mas proclive (como lo es) a la manipulación según intereses de la productora,Dejarles a ellos elegir seria algo terrible teniendo en cuenta la cultura musical de la mayoría.
Pero todo viene por la elección de los concursantes, no es un concurso en el que se busque una excelencia musical, se busca un producto que vender durante el concurso y en algún caso después del concurso aunque eso menos porque le mercado discográfico no le interesa ni a las discográficas. Buscan una imagen mas que una palabra algo que cuadre con los estándares de personas, lo diferente que en algún caso ponen en el escaparate lo utilizan mientras les interesa y luego lo liquidan para darle la gloria a algún concursante que por diseño de marketing sea perfecto.
Un saludo y un placer andar por tu casa.

Clauminara dijo...

no me gustan esos realitys de concursos, sólo los he visto en zapping, prefiero el reality de Gene Simmons, está muy divertido. Tienes razón el arte que no sale de la pasión sino del laboratorio no puede durar ni ser auténtico.

Anónimo dijo...

Nunca me han gustado ese tipo de programas. El mundo de la música y de los medios de comunicación se mueve exclusivamente por la imagen de aquellos que están en él, por desgracia. Es lo que genera dinero, que en definitiva es lo que se busca.
Poetas como Sabina no se hacen en un laboratorio, pero para estos chicos es un camino más fácil que cantar de pub en pub hasta que consigan un disco.

Merlina dijo...

De última lo que les queda van a ser un par de fotos o videos grabados para mostrarle a sus nietos que alguna vez salieron en la tele..

Besos

Nico Carletti dijo...

Si, de pub en pub. Sólo así podrían decir "yo lo hice", en lugar de "me hicieron". Es que sólo lo que cuesta, vale.