sábado, 29 de marzo de 2008

Denominación de origen


Cada vez estoy más lejos, más afuera de las tribus, de los ghettos, de los grupos, de los nacionalismos. Lo sé, me meto en una muy grande.
No creo más en los que son de, los ustedes siempre, los cómo sois vosotros. No creo en eso ni cuando es peyorativo, ni cuando es halagador. Lo confirmo recién ahora, pero lo sospechaba de chiquito. Míreme fijo, dígame si soy yo un desastre, o si soy yo una Maserati . Usted me está conociendo a mi, no al pueblo entero.
Es cierto que existen las culturas y las comunidades. No reniego de ellas, ni de las tradiciones en absoluto. Al contrario, porque (por suerte) existen lugares distintos, climas distintos, historias distintas, vidas transversales. Tiempos de ocio coexisten con otros de recogimiento. Por eso mismo. ¿Se imaginan qué aburrimiento, si no?

Pero cada vez creo menos en el glamour francés, en el desparpajo italiano, ni en la parquedad de los alemanes, ni en la verborragia argentina, ni en la estupidez norteamericana, ni en la candidez mexicana, ni en la delicadeza asiática, ni en "los vascos y las vascas".
Hay algunas cosas en común entre la gente de cierto lugar, pero usted y yo tratamos con personas. Esto mismo que usted lee es, en realidad, sólo entre usted y yo. No es Wisconsin vs. Marrakech, ni Valparaíso vs. Taillínn. Utilizamos los gentilicios por una simple (y un tanto estúpida) convención, que tiende a disolver a una persona con nombre y apellido, con una historia única, en un aguarrás de seres humanos de una zona determinada. Determinada, la mayor parte de las veces, por una simple casualidad, por la raya del meridiano 58º Oeste, porque papá y mamá tuvieron que viajar, o peor aún, por una fuerza externa o simplemente por mala suerte. Mucho antes que ser de Nairobi, usted es usted. La diferencia entre un uruguayo y un argentino es imperceptible para la mayoría de las españolas. De cualquier forma, si era del Río de la Plata, dirán que les hicieron el verso. Todos.

El otro día se confundieron: "Perdona, no te ofendas por la pregunta ¿eres paraguayo o argentino?". Soy de Mondragón, nací en Comodoro Rivadavia, mi padre es Genovés, mi madre de Trondheim, estudié en Puebla, mi mujer es de Bangkok, me duele el pelo derecho y a usted qué le importa. Otra vez alguien me dijo "que encanto sois". Ahí me entró la duda de si se habrían confundido otra vez. Confundido a mi con cuarenta millones de personas. Me retiro de ilusiones, por un momento llegué a pensar que yo podía ser un encanto.
Tú no eres interesante, eres interesante si eres de Nebraska. Parecías muy inteligente, pero no has estudiado Actuario en Reykjavic. Eres inmensamente guapa, pero no tienes apellido francés. La paso bien contigo, pero acabo de enterarme de que has apoyado la Revolución Bolchevique. Ahora me obligaré a no quererte más, dame un minuto.

Hace poco comprendí que sobre la península ibérica no puede haber mayor incompatibilidad que entre un vasco y un argentino. Estoy utilizando los gentilicios, sí. Pero permítanme una excepción. La excepción está salvada porque en función o a pesar de lo que estoy exponiendo, un vasco (o vasca, Sr. Lehendakari) y un argentino pueden llegar a congeniar de tal forma que me ha decidido a deshacerme definitivamente de las denominaciones de origen. Y los invito a hacerlo. Casi todas las supuestas incompatibilidades que tenemos, están dadas no por la cultura, ni siquiera por la historia, sino por la política.
Esto último, me hace acordar a una airada discusión que mantuve la semana pasada, que me hizo llegar a una ardiente conclusión: cada vez tolero menos la defensa de las ideologías por encima de las ideas mismas. O lo que es parecido, la negación de una verdad en función de quién, cómo y dónde lo diga. O, que cada vez creo más (o no) en las personas.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Muñecos de redacción



Qué cosa puede hacer que una persona adulta, profesional y bien formada se haya puesto un día a colocar todos estos muñequitos sobre el ordenador de su puesto de trabajo. El hecho de buscarlos, elegirlos y colocarlos ahí. Antes que eso tuvo que recibirlos u obtenerlos de alguna manera, guardarlos. Ahora viven ahí, de paso a la máquina de café.
Esa oreja junto a la escultura, el marciano horrible que le teme al bueno de Mickey Mouse, el friki de Picachu y el ordinario de Shin-Chan se hacen amigos, la araña esta harta de los dos. Superman controla todo, ahí arriba tiene el poder y pasa de todos ellos.
Sin ningún reparo ni explicación, el dueño los expone para sí, arman su mañana, y la de todo el mundo. Vaya a saber uno de las historias, de sus simples o complejos significados, de qué cosas le dicen sólo a él cada día, cada muñeco. Recuerdos. Nadie más sabe nada de ellos. Sólo que ahora todos, todos los días, somos testigos y compañeros de su noble destino.

(Foto: Nico) En la redacción de un periódico español.

domingo, 23 de marzo de 2008

Solo y cortado



Quedan pocos lugares
en los que no hayamos estado,
cada rincón de la ciudad
es un recuerdo solo y cortado.
Quedan menos cafés
que no hayamos tomado,
cada beso que no te he dado
en algún lugar quedó, desesperado.

El Café Tortoni de Buenos Aires, en la Avenida de Mayo 825
Fue fundado en 1858, y es el más antiguo de la Argentina. Entre sus paredes recubiertas de madera, cerca de sus mesas de roble y marmol verde, se sentaron, entre otros, Jorge Luis Borges, Carlos Gardel, Alfonsina Storni, Benito Quinquela Martin, Luigi Pirandello, Federico Garcia Lorca.

martes, 18 de marzo de 2008

Prohibición preventiva



¿Tomó usted alguna vez una foto en el metro? Así, por diversión; a su hijo, su sobrino. ¿Sintió algún tipo de acidez estomacal, tuvo calor, mareos?
Hoy infringí una norma, dos veces: le tomé una foto a una máquina expendedora de billetes del metro (esa que es mi máquina del tiempo). Y después otra, a un cartel. Como podrán entender, esto es terrible.

-¡Oiga, usted! No puede sacar fotos a las máquinas.
-¿Por qué?
-Porque no, señor.
-¿Pero, por qué?
-Yo no sé, señor, es lo que indica en el reglamento. Tiene que pedir una autorización. ¿Por qué le toma una foto a las máquinas?
-Porque tengo ganas.
-¿Ganas? ¿qué va a hacer, la va a enmarcar y la pondrá en su salón?
-No le entiendo. Quiero saber por qué no tengo la libertad de tomar una simple foto, cual es el riesgo, que ley infrinjo, a quién estoy perjudicando.
-No sé señor, yo sólo le digo que sin autorización no se puede. Si quiere saber por qué, hable con los jefes de la oficina de Información de Metro.

Hacía 3 minutos que yo ya había apretado el obturador, sin flash, casi sin enfocar el objetivo. Nadie salió herido, no aumento el costo de las bananas, ningún ciudadano perdió dinero, no puse en riesgo la salud de mi Hamster ruso, la lavadora de casa sigue funcionando.
Debo suponer que por default se me presume terrorista, y a usted también. Ahora estoy preocupadísimo. Me he puesto a pensar dónde, cuándo y a qué le he tomado una foto en los últimos dos o tres años. Creo que le tomé una a mis pies y otra a una lata de anchoas.
Deberían bajar el precio de las cámaras fotográficas. En realidad, últimamente, esta prohibido tomar fotografías de casi todo.

(Foto: Nico) La foto de la máquina la tengo archivada. La foto publicada y retocada digitalmente (también prohibida) la tome unos metros más adelante y más abajo que la de la máquina, sin que se produzca agitación alguna en la zona.

viernes, 14 de marzo de 2008

Vivir en aeropuertos


Me encantan los aeropuertos. Es uno de los pocos lugares en los que uno -más o menos a menudo y de forma totalmente natural- puede estar "en tránsito", es decir, justo en el medio entre un lugar y otro. Es la antesala que lo prepara a usted para vivir por un instante en ningún lado. Si uno, además, tiene la suerte de dirigirse a un destino muy lejano, en esas ocho o diez horas usted tendrá un encuentro muy cercano con la nada, estará en algo muy parecido a un no lugar. Todo esto se obtiene sin entrar en estados de inconsciencia, sin drogas, ni alcohol. Sólo relájese, no piense y, por favor, mire por la ventanilla.

"Un amor real, es cómo dormir y estar despierto,
un amor real, es como vivir en aeropuertos"
Charly García, `Pasajera en trance´.

(Foto: Nico) Sobrevolando el Océano Atlántico dirección norte-sur.
Avión: Boeing 747-400

sábado, 8 de marzo de 2008

Mar sin tiempo


No pierdas el tiempo conmigo,
soy el monte de la duda,
un mar de desencanto, aburrido.
No intentes dibujarme como un río,
soy fluido peligroso,
me agotaré en el olvido.
No busques rellenar ese vacío,
escribe letras sin sentido,
escupe tu alma, estoy contigo.

(Foto: Nico)

miércoles, 5 de marzo de 2008

Cambio de sentido


Conocer el horario de un tren que no tomé,
presentarme en el lugar correspondiente,
escuchar la voz de la que siempre sospeché.
Olvidar a la persona que un día debí ser,
iluminar el lugar descubriéndolo todo,
deshacerme del sentido de las calles de mi vida.

El Sky-Bar de Beirut, un lugar donde nunca hemos estado

sábado, 1 de marzo de 2008

Envía "idiota" al 7575


Estoy hasta el tobillo de las compañías de teléfono móvil. Hasta ahí, de sus promociones y de sus delirios de paternidad sobre el cliente. En realidad estoy hasta un poco más arriba, pero en esa zona cuando me la tocan, o me excito o me duele, así que dejemos el tema por el tobillo, ¿vale?.
Me equivoqué; en vez de coger un periódico gratuito, o de ponerme a mirar lo grande que las chicas llevan los bolsos en el metro últimamente, me puse a leer un folleto de la compañía de móvil con la que estoy cogido hasta las… el tobillo, si.Venía todo bien, mirando fotitos súper chulas de los últimos modelos de móviles con 3G, MP3, JPG, joDT y lavabo, hasta que llegué a una página deliciosa. Enterita, dedicada a asesorarme en la tarifa que me convendría elegir para gastar menos. Cada renglón que leía me cabreaba más. Yo puedo ser un poco idiota, pero no pensé en pagarle a ninguna empresa para que me lo recuerde.
Vamos a ver. Ya lo sabe todo el mundo: ningún módulo de tarificación le cuadra a nadie. ¿A usted le sirve uno? No. Todos sirven... un poquito. Un poquito por la mañana, un poquito de familia, un poquito de sms... Además, si eliges tarifa familia, seguro que te deja tu mujer. Si eliges, tarifa noche, te metes a monje de clausura. Y si eliges tarifa amigos, seguro que a la semana te mudas de país. Pero volvamos al folleto este que me arruinó la mañana.
"¿Recargas mucho tu móvil de tarjeta? A veces pagamos demasiado por nuestras llamadas…" Faltaba un "¿eres idiota, quieres que te ayude?". Que soy estúpido, vamos, que no me entero de nada.
Insiste: "Y es que no todos hablamos igual" No, qué va. Chino, finlandés... Incluso yo mismo, cuando tengo que comunicarme con vuestro servicio de Atención al Cliente me salen unas cosas de la boca que no se parecen a ningún idioma conocido. Hasta la imagen mía que se refleja en los vidrios hace gesto de cubrirse del miedo a que le dé una ostia.
Y dale: "Pero a veces todo es más sencillo cuando alguien te guía..." Para ello hemos creado un servicio de asesoramiento gratuito y personalizado ...". Gratuito, sí. Faltaría más, oblar para que me asesoren sobre la mejor forma de que me pasen el cepillo a fin de mes. Personalizado, si, ya. Te juro que es mas sencillo si del otro lado te habla un humano, no el hipopótamo digital que me ponen ustedes. A una persona por lo menos la puedo mandar a la mierda con gusto, sentir cómo sufre más o menos como yo, se esfuerza por entenderme, piensa.En fin. Yo les agradezco, de verdad. El esfuerzo, las ganas, la buena voluntad... Hola. ¿hola?...

En la foto, Maxwell Smart. El Superagente 86 estaba de los teléfonos hasta más abajo que yo.