sábado, 28 de febrero de 2009

El siervo macho


Yo vivo en un país multicolor, en un edén, rodeado de mujeres, donde gracias al último ajuste de plantilla he quedado atrapado como el único representante del género masculino. Trece mujeres, el periodismo y yo. Nunca me había pasado una cosa así ¡Hombre de Dios!

Por un lado ¿qué hombre no soñó (sueña) con estar rodeado de mujeres? por el otro, como un niño que crece, necesito un referente masculino al lado, alguien que grite un gol, que discuta de política, que diga tacos de vez en cuando y que no hable, sino que mire mujeres. El mandato divino parece ser algo así como te arrastrarás por una redacción y verás mujeres todos los días de tu vida. O la dieta de la manzana.

Así que me hice amigo del ciervo, él es el único referente que tengo de un ser vivo macho en un radio de cinco metros a la redonda. En el fondo es triste, porque ni siquiera es un ciervo sino una imagen de este. Todo lo demás es sexo femenino: las periodistas, la cafetera, la puerta, la ventana, las impresoras... El ordenador no me vale porque para mi es la computadora.

Sería triste hacerme amigo de el papel, el papel en blanco, aunque es el único que de verdad puede entenderme. No soy más que un siervo.

(Foto: Nico) A mis compañeras, con cariño.

sábado, 21 de febrero de 2009

Amar y perder los papeles


Había una hoja de papel cuadriculado en el suelo, una hoja de amor adolescente.
"Yo te kero de corazón... /...cuando yo deje de kererte será cuando yo me muera..."
Días y días de colegio bien desperdiciados, la matemática del deseo y la falda corta que no entiende de literatura un lunes por la mañana. "Tú eres un ángel para mi, si te alejas yo me moriría...". Y un día un beso borró completamente esa amarga espera colegial.
Volviendo a casa yo sostenía en la mano lo que Ferxo había perdido en el tren, justo un mes después de que Marta también perdiera los papeles por él.
Y subían y bajaban miles de anónimos usuarios pisoteando la inocente idea de amar hasta la muerte. Hasta que yo la encontré.

Imagen: Coloreo sobre el documento amoroso encontrado en un tren de Cercanías de Madrid

sábado, 14 de febrero de 2009

El teorema de esos tales (II)



Podría no haber ocurrido. Todo iba camino de que el tiempo hiciera su lento pero implacable trabajo de borronear las imágenes, oxidar cualquier recuerdo. O bien estaba la alternativa de la sensatez absoluta, y el silencio que podría haber desgranado la corrosión, manteniendo en pié sólo lo posible.
Pero ocurrió. Nunca la palabra y la omisión habían tenido tanta mala suerte como para quebrar de un toque ese delicado equilibrio, cualquier vestigio, aquel lugar. No era una buena tarde, es verdad. Eso pudo haber ayudado un poco a oír de más, a huir de menos. Pensó, hizo lo posible. Intentó verter las palabras en alguna ecuación razonable, pero no encontró posiciones ni en el presente ni en el pasado. Se enfrentó a un teorema deforme, y obtuvo un resultado atroz. Lo declaró impracticable.

(Imagen: Nico)

jueves, 5 de febrero de 2009

No hay huevos



Cuando se abatía sobre la Argentina la debacle político/financiera de finales de 2001 hubo algunas miradas de desprecio hacia aquellos que lucharon, tanto con cacerolas como con abogados, para salvar sus ahorros. Otros lucharon directamente con un billete de avión.
Una tibia voz popular elevaba las ideas (¿cuales?) por encima de los derechos individuales dignamente ganados y decía que la clase media movía el trasero recién ahora... cuando le tocaban el bolsillo.

Se alzó un recelo tal que hasta se llegó a insinuar como traidores a la patria a aquellos que pretendían recuperar lo suyo. Y que aquellos que se iban era por que no tenían huevos. (De paso, aquí pueden ver que con mis huevos yo hago lo que se me antoja). El bienestar general debía estar por encima de los derechos individuales. Pero esa delicada línea nunca estuvo tan borroneada como en la Argentina del 2001 (o la de siempre), o como hoy en casi cualquier lugar del mundo.

¿Qué es general y qué individual? Lo general es la suma de lo individual, y no otra cosa, que yo sepa. Ante el clamor que pedía que quiebren los bancos que ahora eran insolventes porque habían arriesgado y perdido, se llegó a esgrimir que una sociedad no era viable sin sistema financiero. Ahí se vio claramente una de las ideas: la sociedad sí era viable con sistema financiero, a costa de una sociedad y una generación diezmada.

¿Sucederá lo mismo ahora, habrá huevos? ¿O será, como siempre, los que no pierden nunca versus los que pierden siempre?.


(Foto: Nico) Un extraordinario omelette de champiñones y queso que yo mismo me hice ayer. Nada que ver con el texto. Salvo que no está en quiebra, ni en venta, ni me lo podrá quitar nadie.