-Vaya, increíble. Acabas de acusarme de ser un conformista de los hechos. Los hechos son para aceptarlos. Al menos habiendo sucedido es lo mejor que se puede hacer.
-Por supuesto.
-...
-Y luego hay un detalle: los hechos están para analizarse, darles mejor forma, cambiarlos, hacerlos suceder...
-¿Cómo haces que suceda algo?
-Pensándolo. Suceda o no de verdad después. Pensándolo ya ha sucedido algo.
-Eres un simplista, Juan; o un filósofo barato, lo que prefieras. Y no te ofendas pero me da una sensación fea contigo.
-Decilo, dale...
-Me da que estas camino de ser... un extremista, un absoluto.
-¿Absolutamente barato querés decir? Te fuiste al carajo, Gaita. Pero está bien; de cualquier forma lo único que nos separa es un café y cincuenta centímetros. Aunque te esfuerces, no hay más.
-Como mínimo eres un simplista. Ya no eres tan jóven como para creer que el mundo esta en tus manos.
-Yo no insinué eso. Decime ¿vos crees que en toda tu vida no hay nada que haya sucedido por tu culpa, sólamente por tu culpa? ¿No has provocado nada?
-Un par de cosas, supongo... Espero...
-Un par, si... ¿No hay nada que quisieras que suceda porque vos lo hayas hecho?
-Otro par... No sé Juan, termina de una vez.
El Gaita, sin ni siquiera mirar a Juan, harto, se vuelve a la camarera: -¿Otro café por favor?