Hubo una vez el correo y el encuentro en una esquina. La letra escrita y la voz. Después, el teléfono, móvil. Después los sms, después, ¿el silencio o qué?
En el correo tradicional escrito había (hay) distancias y tiempo. Así que internet y el maravilloso correo electrónico -que será electrónico pero al menos es escrito- bienvenido sea. Es un simple canje. Tinta por dígitos, papel por pantalla. Pero ¿y la voz y el mirarse a la cara?
Un niño de 12 años coge su teléfono móvil (el suyo) y hace una llamada telefónica a sus padres para avisarles que ha llegado de jugar del parque y ya está aquí, abajo, dentro de la urbanización. El niño estaba a 15 metros del portal de su vivienda, podía ver con sus propios ojos su casa. En definitiva, que si caminaba unos metros se ahorraba la llamada, hacía ejercicio (que le hacía falta, de paso) y hablaba personalmente con su papá o su mamá. Decía un "¿hola?" real, no virtual.
Hay chicos que chatean a metros de distancia, vereda a vereda, balcón a balcón. Yo, me iba en bicicleta a lo de mis amigos. Eso fue... el año pasado. Ya sé, me lo veo venir. Aquí, cambio, un viejo romántico, cambio, que prefiere todavía hablar por teléfono, escribir o mirar, que enviar un sms, o chatear. Stop. Tenga cuidado con lo que piensa. Lo de viejo ya puede dolerme.
Pero usted ¿qué quiere, comunicarse o intentar que no sepan que se está comunicando?. Cómo es esto de que la gente está prefiriendo comunicarse de la forma más virtual posible, la forma más lejana. ¿No era que la maravilla era haber llegado a escucharse en la distancia cuando se popularizó el teléfono a inicios del s. XX? La gente tiene miedo (o no sé qué) de mirarse y ahora, hasta de hablar. Me niego al virtualismo extremo que nos amenaza. Si el sms le gana al llamado telefónico, cierro y me voy. ¿Tomaremos un café usted en el quinto y yo en el octavo mirándonos con una web-cam? Me bajo. Desaparecerán los cafés, ¿de qué viviría yo?
Para comunicarme con una persona, yo pienso un poco, armo palabras una tras otra (a veces, muchas) y las escribo o emito en forma sonora por mi boca. Hablar, se llama o se llamaba hablar, escribir, decir. El pobre chico de
Doble de móvil, se lo perdió, o probablemente, no lo sabe hacer. No sé que edad tiene, pero juro que me la imagino.
Sí, nostálgico, romántico, hasta retrógrado... Lo que me parece retrógrado es preferir un sms a escribir. Un chat, a encontrarse en un bar. Lo que me parece cobarde y vulgar es esconderse tras un mensajito, no tener huevos para verse a la cara, mirarse. Invitar a tomar un café, dar un beso, si fuera necesario. En todo caso, yo prefiero una muy buena bofetada.
A raíz del comentario de Lúcida en Doble de móvil: "Hoy en día parece que escuchar una voz por teléfono es algo fuera de lo normal..."