miércoles, 23 de abril de 2008

Eso que se decía hablar



Hubo una vez el correo y el encuentro en una esquina. La letra escrita y la voz. Después, el teléfono, móvil. Después los sms, después, ¿el silencio o qué?
En el correo tradicional escrito había (hay) distancias y tiempo. Así que internet y el maravilloso correo electrónico -que será electrónico pero al menos es escrito- bienvenido sea. Es un simple canje. Tinta por dígitos, papel por pantalla. Pero ¿y la voz y el mirarse a la cara?

Un niño de 12 años coge su teléfono móvil (el suyo) y hace una llamada telefónica a sus padres para avisarles que ha llegado de jugar del parque y ya está aquí, abajo, dentro de la urbanización. El niño estaba a 15 metros del portal de su vivienda, podía ver con sus propios ojos su casa. En definitiva, que si caminaba unos metros se ahorraba la llamada, hacía ejercicio (que le hacía falta, de paso) y hablaba personalmente con su papá o su mamá. Decía un "¿hola?" real, no virtual.
Hay chicos que chatean a metros de distancia, vereda a vereda, balcón a balcón. Yo, me iba en bicicleta a lo de mis amigos. Eso fue... el año pasado. Ya sé, me lo veo venir. Aquí, cambio, un viejo romántico, cambio, que prefiere todavía hablar por teléfono, escribir o mirar, que enviar un sms, o chatear. Stop. Tenga cuidado con lo que piensa. Lo de viejo ya puede dolerme.

Pero usted ¿qué quiere, comunicarse o intentar que no sepan que se está comunicando?. Cómo es esto de que la gente está prefiriendo comunicarse de la forma más virtual posible, la forma más lejana. ¿No era que la maravilla era haber llegado a escucharse en la distancia cuando se popularizó el teléfono a inicios del s. XX? La gente tiene miedo (o no sé qué) de mirarse y ahora, hasta de hablar. Me niego al virtualismo extremo que nos amenaza. Si el sms le gana al llamado telefónico, cierro y me voy. ¿Tomaremos un café usted en el quinto y yo en el octavo mirándonos con una web-cam? Me bajo. Desaparecerán los cafés, ¿de qué viviría yo?

Para comunicarme con una persona, yo pienso un poco, armo palabras una tras otra (a veces, muchas) y las escribo o emito en forma sonora por mi boca. Hablar, se llama o se llamaba hablar, escribir, decir. El pobre chico de Doble de móvil, se lo perdió, o probablemente, no lo sabe hacer. No sé que edad tiene, pero juro que me la imagino.
Sí, nostálgico, romántico, hasta retrógrado... Lo que me parece retrógrado es preferir un sms a escribir. Un chat, a encontrarse en un bar. Lo que me parece cobarde y vulgar es esconderse tras un mensajito, no tener huevos para verse a la cara, mirarse. Invitar a tomar un café, dar un beso, si fuera necesario. En todo caso, yo prefiero una muy buena bofetada.

A raíz del comentario de Lúcida en Doble de móvil: "Hoy en día parece que escuchar una voz por teléfono es algo fuera de lo normal..."

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuánta razón tienes... se está perdiendo la palabra encantada por la voz, las miradas. Antes asistiamos a todas las fiestas con una simple llamada y todo el mundo aparecia en el mismo sitio y a la misma hora.
En cambio, ahora, quedas a cenar con unos amigos en un mejicano a las 10 y te llaman al movil, que han salido tarde, que mejor vamos a una tasca, que donde hemos aparcado...

...flor deshilvanada dijo...

Estamos perdiendo la palabra, me parece exagerado chatear si estás a dos metros de distancia...

Pero me parece válido esto de poder comunicarnos instatáneamente con alguien que está del otro lado del oceano... ya ves, todo lo positivo tiene su lado negativo, no te parece?

Un beso!

Clauminara dijo...

Bueno es que muchas veces sale más barato el mensaje sms o chatear que hablar por teléfono. Aunque tienes muchísima razón en que nada se compara a ver a la gente cara a cara y disfrutar del café y la plática.

Anónimo dijo...

Yo encabezo epistolas aun con el tèrmino "Señorita"; escribo con letra bastardilla, saludo con un "Suyo"; y lacro el sobre. Lo llevo al correo de mi barrio y oblo el costo del envìo ante el oficinista con corbata, chaleco, hombre de bigote y visera. Para decir-SE, hay que proceder asì, para demostrar que no se han entregado las armas amadas, que seguimos conservando, esgrimiendo y lustrando. Gracias a todos los que aman el papel y el tintero, el cachete apoyado en la palma, el laurel del talento que se pone a funcionar y gracias a la existencia de ese lugar en el cual alguien va a romper el sobre avido de leernos...que tambièn para causar reaccion escribimos,aunque sea una aborrecible que paralice, que indique que nos descalifica con la ignorancia, no importa, siempre generamos algo, siempre movilizamos frascos con monstruos miniados en formol dentro de cabezas; satisfacciones a destiempo,-de què tiempo hablamos?- o vergonzosas diàtribas,arengas y juicios enfermizos escribimos, para decir que no olvidamos nunca.

Vintage dijo...

Hola, acabo de descubrirte, tienes toda la razón
Hemos perdido la calidez de la mirada, el suave tno de la voz.
No tenemos ovarios para decirnos las cosas a la cara, es una pena, nos perdemos lo mejor de la vida

muakkkkkkkkkkkkkkkk