jueves, 31 de julio de 2008

El soñar ibérico


Vale es la primera palabra que indefectiblemente se te pega cuando te vienes a vivir aqui. Pero anoche he soñado. Al despertar me dí cuenta de que aunque estaba rodeado de viejos gauchos y lugares conocidos de mi barrio original, yo gritaba "¡joder, joder"! Esa es la segunda palabra. Dicen que uno es del lugar en que sueña. No lo sé, pero se te pega.

(Foto: Nico)

viernes, 25 de julio de 2008

Entonces es como dar amor



Cuántas veces lo ví al flaco en vivo, tocando esta hermosa canción y tantas otras más... Cuántas veces, ¡¿cuántas?!... La última, en Buenos Aires, el pasado noviembre de 2007 con mi hermano, el que me inculcó (¿o me inoculó?) al mismísimo flaco en las venas en mi adolescencia. Madre en años luz (1984) fué el primer disco que él intentó inocularme. Yo no entendí nada, ni a esa música rara, ni a mi hermano. Pero quedé envenenado para siempre.

Con esa guitarrita pequeña que se le había antojado por esa época, más allá de esos particularísimos toques jazzeros que siempre dibujó Luis Alberto. Aqui se lo ve realmente flaco al flaco, casi más que yo, un "flaco escopeta", como me decía mi madre hace años luz. "Entonces es como dar amor" forma parte de aquel disco, el último de Spinetta Jade. También forma parte de mí, o es parte de mi forma, y esta en forma de CD en casa (no... en el coche).

Después... después entendí todo, y más. Una tarde -¿habrá sido por 1990?- me bajé de mi coche y comencé a pasear por una calle muy cerca de mi casa y apareció el flaco Spinetta. Justo tenía mi cámara de fotos en la mano y lo único que se me ocurrió decirle fue "¡Flaco!, ¿te puedo sacar una foto?, por favor" Era una tarde cualquiera, el flaco quería tranquilidad y anonimato. No esperaba encontrarse con un loco, pesado e insoportable fanático suyo en esa esquina de Martínez. Entonces, ahora creo que todo aquello fué como dar amor. Yo lo único que hago es compartirlo.

"Nena, te traigo esta canción que descubrí
en el deslinde y esta pena ya pasó, oh! no!.
La lluvia, desnuda marabunta sin lugar para quedarse,
que otra cosa queda ahora más que aquella larga espera"... ...

miércoles, 23 de julio de 2008

Azul y burbujas



Dos inmensas bolsas de aire se acomodaron a ambos lados de mi bañador y me dejaron el culo en pompa sobresaliendo de la superficie. No me avergoncé absolutamente de nada y seguí nadando hasta la otra orilla. Abajo, mi sombra húmeda sobre el fondo. Arriba, nada más que sol, cielo. Pensé en esto, en cómo lo escribiría y en que hace un año, por estos días, estaba volviendo de Italia. No había absolutamente nadie y comencé a sonreír solo debajo del agua. Nada, azul y burbujas, dentro y fuera de mi cabeza.

(Foto: Nico) Sicilia, julio de 2007

domingo, 13 de julio de 2008

Cansancio



Conocerte abrió el camino de mi duda emancipada,
carente de reproches, prevista de dolor. Buscada.
Mirarte fué el refugio de un camino imposible,
ventana entreabierta y el campo, sesgado.
Mi mano ensangrentada y tu risa empecinada
en beber melancolía de mis labios agotados.

(Foto: Nico)

lunes, 7 de julio de 2008

El peldaño único


Nerviosa, olfateando en sí misma y en los demás cómo su alma aún joven y su cabeza blanca todavía se desenvuelven en un día común. Recordando, en el instante de la prueba, cómo era que se hacía, cómo lograr entablar sin que se note el deseo. Con soltura establecer contactos. Son más de ochenta años, seguro.

Acabo de terminar de ver en el Martin Gropius Bau, la exposición de fotografía de Alexander Rodchenko, uno de esos grandes que estudié en la universidad. Bajo las escaleras a toda velocidad y de reojo veo por un lado mis pies y por el otro mi imagen multiplicada por mil en los espejos. Siempre esa décima de segundo, ese flashazo de lo inesperado y lo imperdible ya pasado. Sin querer me intereso en mi mismo y no quiero perderlo. Vuelvo para atrás a rescatarme. Son sólo un par de escalones arriba, otra vez, y ensayo. Ahí aparece ella e interrumpe mi inspiración.

Un encuentro fortuito conmigo en su pura mirada. Ese instante de vida sublime e innecesario. Un peldaño olvidable en dos vidas prescindibles. Escaleras abajo, en un museo de Berlín, dos almas desconocidas separadas por el tiempo y el lugar, abren el juego del mero conocimiento. El joven y la vieja tocan por un instante el único escalón de sus vidas que los haría entablar hacia el abismo del haberse conocido ahí y no volver a verse nunca jamás. Sus ojos azules rezan para que todavía alguien se fije, la mire y quiera perder el tiempo con ella. Mi tiempo con ella. Su conversación mínima, o la mía trascendente.

(Foto: Nico) Escaleras abajo en el Martín Gropius Bau de Berlín