domingo, 25 de mayo de 2008

Saber de qué se trata



Domingo 25 de mayo, sin mirar, sin estar ahí digo asado, vino, campo y vacas. Mate yo tomaba poco. Es que la patria no es solamente el lugar de donde se proviene, donde se nació o donde uno se crió. Y si fuera todo eso, sólo podría determinarse con exactitud el lugar de nacimiento, en cambio puede haber matices a la hora de decir de dónde se proviene, o dónde y cómo se crió uno. La definición de patria, efectivamente, incluye un carácter puramente sentimental (...lugar al que se pertenece por vínculos afectivos, históricos o jurídicos) Asi que patria es algo muy personal, particular, se lleva adentro. Nadie puede conocer del todo mi patria, aunque sí mi tradición y mis costumbres.

Yo no conocí la patria que se forjó en la Revolución de Mayo de 1810, pero me la enseñaron. Según decían, a medida que se gestaba la revuelta, la gente interesada por el futuro del país comenzó a reunirse frente al Cabildo, en la Plaza de Mayo. Querían saber `de qué se trata´, y ahí, entre el tumulto, se repartían cintitas celestes y blancas, pero también empanadas. Según fueron pasando los años quedó absolutamente claro que la gente descubrió muy bien de qué se trataban las empanadas.

La primera patria que conocí (mientras me la enseñaban, también) fue la Argentina de los años '70. Aquello era un polvorín, como lo fue en muchos capítulos de su historia. Pero en aquella época reciente era un polvorín en serio, del bueno, como nos enseñaron a ser, a lo grande. Te mataban por hablar, por usar el pelo largo o por no ponerte firme frente a la bandera, celeste y blanca. Y si no, te metían la picana eléctrica, con un cariño sublime, o te tiraban al Río de la Plata con paracaídas de piedra, que era como matarte, pero mejor. Te mataban por la patria, te regalaban la cintita celeste y blanca y no te daban ni una empanadita caliente, ni un carajo. Por Dios y por la Patria.

Esa patria horrible, la primera que vi con mis propios ojos, me la enseñaron unos señores a los que no les gustaban un carajo las empanadas. Ellos preferían llenarse la boca de patria, venían a decirnos la parte esa del `de qué se trata´ que no nos había quedado claro. Para apoyar el discurso (los ejercicios prácticos, digamos) a las 7.30 de la mañana, con el patio del colegio aún sufriendo la hermosa penumbra invernal de Buenos Aires, recagándonos de frío y con el pijama debajo del uniforme, se honraba a esa patria amarga izando la celeste y blanca y cantábamos "Alta en el cieeeeloooo, un águila gueeeerreraaaa..." . Al volver a casa, mi mamá me curaba con unas empanadas. Todo era así: celeste, blanco y empanadas.
Eramos muy chiquitos y en Buenos Aires, ninguno de nosotros había visto una puta águila en la vida, ni guerrera ni nada. Ir al cole y zamparte en ayunas al pajarito ese, águila guerrera... ¡Hágame el favor! ¿Le parece a usted, mi General?
Patria, por todos lados. Ellos pensaron que nosotros entendíamos. Nos hacíamos los que entendíamos. En realidad (entre nosotros, que no nos escuche nadie) en 1976, empezabamos a entender muy bien y por detrás del delantal blanco, y de paso, cagándonos en Juan Perón, ya les hacíamos el fuck you.

De lo que me estoy acordando ahora, (porque el vídeo de Mario Pergolini , Felipe Pigna y esta introducción no tienen nada que ver) es que hoy, 25 de mayo, es fiesta en la Argentina en conmemoración de la formación de aquel Primer Gobierno producto de la Revolución de Mayo de 1810, que devino seis años más tarde en la ruptura definitiva de lazos con la corona española. Después, 25 años después, por esas cosas del destino, yo logré reestablecer relaciones con la corona. Porque la patria que yo abandoné fue la del aguilucho ese ridículo, la gorra y el bigote, la patria financiera, la necedad galopante y la política mafiosa que engendramos después. Pero mi patria, la de verdad, la sentimental, la que me hice yo mismo con la escarapela celeste y blanca que me ponía mi abuela en el delantal, o con las empanadas que me hacía mi madre, no la abandoné nunca. Para mi, siempre se trató de una mera tradición, o una estúpida costumbre.


Mario Pergolini, dirige Cuatro Cabezas, la productora de Televisión que creó la serie de vídeos "Algo habrán hecho" y que ideó el programa CQC. Mario también vivió esas mañanas de frío en ese mismo patio del colegio, cuatro años antes que yo. Y por otro lado, ¿por qué todo tiene que pasar en mayo?

4 comentarios:

Merlina dijo...

Si esto fuera una Carta Abierta, yo firmo con mi puño y letra!!!

Besos desde BsAs, con un 25 de Mayo casi no feriado para mí, con mucho trabajo y discursos y peleas entre el campo y gobierno, con la línea de subte C interrumpida, con un sandwich en vez de empanadas o locro y con el cielo totalmente nublado: POCO PATRIÓTICO LO MÍO ESTE AÑO!!! jajaj

Besos Mr Carletti,

Nico Carletti dijo...

Yo tomaba todos los días la linea C en Retiro. En Av. de Mayo combinaba con la A y me bajaba en Alberti, trabajaba muy cerca del Congreso de la Nación. Después durante 5 años trabajé muy cerquita de Plaza de Mayo. Ay! mi Buenos Aires querido, y la reputa madre que lo parió. Las puteadas están prohibidas aquí, salvo para el autor. Son con cariño a mi pais, a mi ciudad.

Tian dijo...

Claro que el cielo de Merlina fue el mìo. Solo que yo no tuve ningùn trabajo, y no añoro el locro. Yo me tomè una sopa al mediodìa y otra a la noche. Escarapelas para recordar lo imposible de igualdad, libertad, fraternidad; que estaban de moda las revoluciones cuando la nuestra. Ahora en los cuadros, sì, el cielo estaba tan nublado entonces como ayer, solo que entonces se pretendìa un sol de mayo. Ahora esperamos que no lluevan piedras al menos....somos menos pretenciosos. Con un plato de sopa y unas Cerealitas, la vida es mejor.

Anónimo dijo...

Leyéndote me he dado cuenta que rara vez utilizo la palabra patria. Siempre digo mi gente, mi casa, mi pueblo, mi ciudad... nunca entendí eso de la patria ni porqué pasan las mayoría de cosas en mayo.

Besos