domingo, 4 de octubre de 2009

Duerme, duerme negrita...



Culta, grande, hija de indios y de una provincia pobre, La Negra Mercedes Sosa era tucumana hasta la médula y tenía una voz prodigiosa. Con el bombo, el poncho y pronunciando la erre con "ye", acento tan particular del centro norte argentino. Y todo eso la hizo más argentina que casi todos y más latinoamericana que muchos. Luchadora de alma, de sangre pura.
En realidad me doy cuenta de que me duele. Es posible que la muerte de Mercedes sea la mayor pérdida musical de mi vida hasta la fecha. Porque yo tenía unos 12 años cuando mis padres me llevaron al Teatro San Martín de Buenos Aires a verla cantar, acompañada por unos músicos extraordinarios, guiados por el gran maestro Ariel Ramírez en el piano.
Y eso me marcó, porque no pude alejarme nunca más de La Negra. Y así, en mi infancia, pasé las horas con la oreja pegada al tocadiscos para seguirla escuchando, mientras al fondo se hacía el asado de los domingos. Mercedes fué algo así como mi antesala para más tarde conocer a Charly García, y después entender a Fito Páez.
Duerme, duerme negrita...

Vídeo: Mercedes Sosa cantando Duerme Negrito de Atahualpa Yupanqui.

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