lunes, 12 de enero de 2009

Aquello que hemos perdido



La caballerosidad parece haber sido reemplazada por los gallumbos y los pantalones a media asta, mientras que la raya del culo pretende llegar a ser más interesante que una hermosa espalda de mujer.
Al menos de este lado del hemisferio, queriendo o sin querer, tengo que observar diariamente cómo se ha reducido el tiro del pantalón. No sólo en las chicas, sino también en los varones. En las escaleras del metro no me queda otra y me da calor tener que subir justo detrás de una chica que se va sosteniendo o levantando con una mano detrás el pantalón hacia arriba. Siento que las viejas me miran mal y piensan "Ese asqueroso le anda mirando el culo a la chica y ella, pobre, se tiene que tapar". Ante esa injusta duda que me incomoda mucho voy a hacerme una camiseta con una inscripción que diga "No se confunda, señora, la ordinaria es ella".

De acuerdo que algún que otro culo interesante se puede ver, por lo demás a mi me resulta bastante incómodo. Pero en los varones es francamente peor. No sólo porque no me interesan para nada los culos masculinos, mucho menos ver la insoportable pijada de la marca de los gallumbos que usan, sino que nada más de verlo me resulta casi más incómodo a mi que lo que supongo le resulta a ellos. Me dan ganas de decirle "Nene, mirá que se te están cayendo, ¿eh?". Pero me contengo. Veo que no les queda otra que caminar como un pato, apretando las piernas hacia afuera para tratar de sostenerlo, unos movimientos de lo más extraños. Encima usan un cinturón inútil... ¡a la altura de las pelotas! Me pregunto hasta dónde puede un ser humano perder la cabeza y aguantar semejante incomodidad con el sólo fin de estar a la moda. O cuánto la moda puede carcomer el cerebro humano con tal de sobrevivir en base a sus variadas desfachateces y desagradables inventos.

Hace rato que quería decir esto. Me vino ahora a la memoria porque me recordaron por ahi esta maravillosa escena de Esencia de mujer, que me pareció justo el polo opuesto a la imagen que me veo obligado a ver casi todos los días. El buen gusto (que no el lujo), el sublime cortejo o el sencillo encanto de hacer sentir bien a alguien a cambio de una sonrisa o del silencio. Son una actitud y es parte de todo aquello que hemos perdido. O directamente hemos perdido la cabeza.

Al Pacino y la indescriptible Gabrielle Anwar en una escena de Esencia de Mujer (Martin Brest-1992).
La música es el tango Por una cabeza, de Carlos Gardel y Alfredo Lepera, compuesto en 1935.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

En la Diana. O en el culo has dado Nico.
Llegue a tu blog por casualidad y me voy con la sonrisilla en la geta.

SOMMER dijo...

Qué fantástico tango. Yo hice un post con esta misma escena.
Excelente.
Abrazos Nico

Anónimo dijo...

Realmente es un lujo que uno se puede dar el leer un comentario como el precedente. La moda, es un artificio, un recurso cultural de personas poderosas que la dictan.No hay moda sin medios que la impongan, no obedece al buen gusto, responde a la necesidad de facturacion, de ventas; a nadie le interesa si es ùtil, comoda y apropiada; lo importante es que dure, que pegue y que venda. Y hay instrumentos que se alinean del lado de los canones de belleza en boga, que son los conductores, la transmiten, la propagan. Tales instrumentos, estan representados incauta, desaprensiva y desinteresadamente; -tambien agregarìa la palabra con desconocimiento de los valores estèticos, mas allà de los que ellos mismos exponen, por naturaleza- por los modelos, los artistas y los personajes que acceden a los medios masivos de comunicacion.

La gente, corderil, sobre todo adolescente, mayoritariamente adolescente, compra, pobre, y asì, el querosene de la moda oradra las marquesinas y las vidrieras, los escaparates de los mercachifles bobos, que acertaron en algun negocio o estàn al tanto de lo que viene. A nadie le importa, si el pantalon se le cae, si los rollos le salen de la cintura como olas de grasa, se lo puso una fulana en una pelìcula, lo usò Madonna en Estambul, y ya... saleeeeeee.

Anónimo dijo...

Es la moda más fea, horrible, inútil y absurda que se haya inventado jamás... si no lo digo, reviento.

Besos

Anónimo dijo...

Cuánta razón tienes...Se ha perdido el buen gusto, el sentido de la estética y el cortejo. No sé si a camnbio hemos ganado algo, lo ignoro. Lo del cinturón a la altura de las pelotas es insufrible. Yo a veces he pensado que si, para que no se les caigan los pantalones, se empalman de vez en cuando, jajaja. Un beso

Nico Carletti dijo...

Oyana, según cómo hayan sido dotados para algunos sería un "GRAN" o un "pequeño" aliado de esa moda, ya que les ayudaría a mantener esa moda y ya de paso, a sostener el pantalón. Pero la macana es que estar empalmado en el metro, todo el día en el curro y por la calle además de embarazoso es fisiológicamente imposible. jajajajajaja

Anónimo dijo...

Avabo de volver a verlo como seis veces seguidas. Como sabes, soy fan de esta escena. Cuando Al Pacino hace ¡ja! y la gira... en fin. No suelo querer cambiarme por nadie. Ese instante es una excepción. Quiero ser ella.Quiero.