sábado, 13 de septiembre de 2008

No van a matar al arte



Nunca hubo nadie como él. Asi que en 1988, después de la muerte de Alberto Olmedo, parecía que todo estaba perdido. Lo estaba. Sin Alberto se había acabado el humor y eran años de hiperinflación, los militares aún seguían al acecho y las recuperaciones que se vislumbraban ni siquiera sabían que nos esperaba un corralito a trece años de distancia. Sólo el humor y un lento acostumbramiento histórico nos anestesiaba el dolor del desastre, repetido con frecuencia modulada.
Pero apareció Diego Capusotto con Cha cha cha (1990) y Todo por 2 pesos (1999). Con los bolsillos vacios, la moral baja y el futuro incierto se morían algunas ilusiones pero no había forma de matar el humor. Me he perdido algunas cosas, pero nunca dejé de recordar. Ahora, sobre todo, no me puedo parar de reir.

Vídeo de la serie Capusotto poeta, Cha cha cha

2 comentarios:

...flor deshilvanada dijo...

Es bueno no poder parar de reir y no perder el humor aunque la vida nos pese sobre los hombros. :)

Un beso, que pases lindo el finde!

Anónimo dijo...

Qué sería de nosotros sin esos ratitos...