sábado, 7 de marzo de 2009

Protestar antes de saber



-"Te digo que no voy a ir al colegio porque hoy hay huelga y nunca va nadie y los que vamos no hacemos nada en todo el día" Este fue el diálogo que me desayuné con mi hijo pre-adolescente el pasado miércoles 4 de marzo a las 8 de la mañana. -"¿Huelga? vos te vas al colegio en cohete, nene, ya mismo". El chico me salió listo, asi que no fue tan fácil.

Parece ser que los institutos oficiales están "obligados" a comunicar formalmente a sus alumnos -a los de catorce años en adelante- que pueden faltar al colegio, ejerciendo el derecho de huelga para acompañar de alguna manera a sus "hermanos mayores" universitarios, cuando estos a través de las organizaciones estudiantiles se manifiestan en contra del famoso Plan Bolonia. Se ve que la normativa exige a la dirección de cada instituto hacer cumplir rápidamente este permiso para ejercitar la protesta (no sea cosa que les pillen por ahí) aunque, como contrapartida, no están nada apresurados en preparar un día de clase como corresponde para aquellos idiotas a los que se les ocurra concurrir a clase (total, por allí no los pillará nadie).

De más está aclarar que chavales de esa edad, no tienen idea de en qué consiste dicho plan. Vamos, que en su tiempo libre no optan por leer el periódico, sino que se van a jugar a la pelota. Normal.
Pero la educación oficial española, se apura en informar tempranamente de estos derechos, mientras no tiene ni idea de cómo hacer ejercer las propias y más básicas obligaciones.

Esos días de huelga, efectivamente, no va casi nadie a clase (de un 3º de la ESO, menos del 10%, los otros dos 3ros.... ... 0%). Ahí ya no me pregunto por los hijos, sino por los padres. ¿Estarán muy al tanto del Plan Bolonia y optan por protestar utilizando a sus hijos como parapeto? ¿O es que les da sueño, están apurados por la tostada y salir al trabajo, y aflojan enseguida; ahí, cuando el chavalín se les planta a las 8 en punto con un "¡no voy al cole, hay huelga, pá!"?.
Peor aún es comprobar que esos días casi sin alumnos, a los profesores se les acaban las ideas (o las ganas) no dan ningún tema nuevo, no repasan nada viejo, no se dan deberes, no hacen practicamente nada, los chavales se aburren todo el día y se acuerdan del idiota de su papá que les hizo ir igual a estudiar. ¿A estudiar qué?
Ahora me pregunto cuál es la idea de enseñar a ejercer estos derechos así, porque obviamente el que optó por ejercerlo es quedándose en casa viento tele, a hacer el vago. La única contrapartida válida y seria a aquellos que decidieron faltar (dudo que con criterio) es que ese día en la escuela haya un día de clase normal, así haya ido un solo chaval. Lo contrario es tratarlo de estúpido y desde muy temprana edad.

Unicamente con derechos y deberes claros la huelga -hasta esta- tendría sentido. El chaval que va, como el que no, entendería desde el principio que protestar es jodido, conlleva un riesgo, siempre hay que perder algo para conseguir otra cosa, y aprender eso sería muy educativo. Porque si no, con ejemplos como este, los chavales llegan a casa y en vez de hacer los deberes, se ponen a ejercer derechos que no saben ni pueden ejercer aún. Si antes de saber estamos enseñando a protestar esto es un reverendo desastre. Nadie sabría el por qué de nada.

(Foto: Nico)
El Plan Bolonia consiste básicamente en una serie de medidas tendientes a homologar la carga horaria y los planes de estudio de las carreras universitarias de los estados de la U.E. a la vez que orientarlas a las demandas del mercado. Como toda reforma, por supesto, tiene cosas buenas y malas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La mayoría de veces estamos tan cansados que tomar el camino fácil es la mejor alternativa... la mejor, claro está, para nosotros mismos.

Clauminara dijo...

Lo hubieras dejado quedarse, es bien aburrido ir a la escuela cuando no hay clase, no se tal vez podría dedicar esos días de huelga a leer un buen libro en la casa, ver películas o hacer algo constructivo como arreglar su cuarto o hacer la comida.

Saludos

Anónimo dijo...

Los padres actualmente tienen mucha dificultad para marcar, para poner límites. Los adolescentes tiene mucha fuerza y los padres parecen cansados. La disciplina es una palabra fuera de uso y la permisibidad es algo muy aceptado. Sin embargo, aunque la función del adolescente es transgredir, la de los padres siempre es poner límites, porque luego, la vida nos los pone y, si no estamos entrenados....pasa lo que pasa.

Un beso