domingo, 29 de marzo de 2009

De un noble potrillo



Hacía mucho que no acariciaba un caballo,
la España profunda, la niebla matinal,
el olor a campo peinado al costado.
Hacía tiempo que no se detenía el tiempo,
cuando me mostró la lengua, cuando enseñó los dientes,
en el pan fresco y en los chicos inocentes.
Y movía las orejas, porque al atardecer,
todavía quedaba la gloria de un cabrito,
asado como debe ser.

(Foto: Nico) Otero (Piloña) Asturias

1 comentario:

IndeLeble dijo...

Hola Nico ! Nostalgioso parece este post , yo tambien estoy extrañando unos días en el campo , que bien me harían , respirar el aire puro y comer las delicias que solo ahí se hacen ...Te dejo un abrazote y beso