sábado, 14 de febrero de 2009

El teorema de esos tales (II)



Podría no haber ocurrido. Todo iba camino de que el tiempo hiciera su lento pero implacable trabajo de borronear las imágenes, oxidar cualquier recuerdo. O bien estaba la alternativa de la sensatez absoluta, y el silencio que podría haber desgranado la corrosión, manteniendo en pié sólo lo posible.
Pero ocurrió. Nunca la palabra y la omisión habían tenido tanta mala suerte como para quebrar de un toque ese delicado equilibrio, cualquier vestigio, aquel lugar. No era una buena tarde, es verdad. Eso pudo haber ayudado un poco a oír de más, a huir de menos. Pensó, hizo lo posible. Intentó verter las palabras en alguna ecuación razonable, pero no encontró posiciones ni en el presente ni en el pasado. Se enfrentó a un teorema deforme, y obtuvo un resultado atroz. Lo declaró impracticable.

(Imagen: Nico)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando las palabras no salen en su orden correcto, acaba ocurriendo lo que no debería ocurrir.