jueves, 17 de septiembre de 2009

El sarcoma de Pozuelo



Mientras Belén Esteban se comía las uñas frente a las cámaras de Telecinco, mi hijo me contaba que en la presentación del año, el profesor de literatura les adelantó que leerán El libro de arena, de Jorge Luis Borges, entre otras delicadezas literarias. Al tiempo, en un colegio de Vallecas, un padre le daba unas buenas hostias a la directora porque le regañaron al nene en el comedor.
Unas horas después de que Aguirre declarara autoridad pública a los profesores, el periódico ABC decía que ninguno de los padres de los menores que cometieron desmanes en Pozuelo aceptaba el castigo impuesto por el juez y recurrirán las medidas.
Hoy me declaré enfermo y fuí a ver a mi médica de cabecera. Se atrevió a decirme que padecía una alergia y me recetó una pastilla de antihistamínico cada 24 horas. Le dije que era una insolente y que de ninguna manera le iba yo a permitir que me dijera lo que tengo que hacer, dejar de hacer, ni cada cuanto.
Se inquietó un poco y se sentó en la camilla. Entre lágrimas me confesó que ya no daba más y que los caramelos Sugus ya no eran los de antes. Le dije que no se preocupara, que lo mío era un estertor, una reacción sórdida originada en Pozuelo y Belénes Estéban y de los otros. Entonces tomó agua y se recostó. Yo la seguí, me acosté a su lado lentamente. Mientras nos calmábamos yo la declaré autoridad pública y ella me obsequió un Ibuprofeno.

( Foto: Mahnicus )

3 comentarios:

Sulizhen dijo...

grande :)

Anónimo dijo...

Qué querrá decir todo eso...

Merlina

Anónimo dijo...

Genial.