jueves, 7 de abril de 2011

Yo creo que me quiere


Cómo se puede ser tan bestia; cómo puede haber en ser humano alguno una línea tan fina entre la caricia y el estrangulamiento. Cuáles serían las razones -salvando el significado de la propia palabra-  por las cuales, digamos por caso, una frecuente presentación de la cena fría en la mesa deriva antes en la idea del asesinato que en la idea de invitarla a cenar.

Según la crónica, en un barrio de Madrid, un joven de 21 años acababa de estrangular a su chica de 19, embarazada de cinco meses y, acto seguido, mostraba vía webcam el cadáver en directo a su familia residente en  Rumanía. Y la imagen del cadáver apareció en una pantalla en Rumanía, coronando -aparentemente- un acto de cachondeo o la tardía preocupación de un reverendo hijo de puta, que dominaba con soltura la banda ancha.
El periódico El Mundo intentaba ir más allá y en un enlace anexo se preguntaba en tono preventivo "¿Estás segura de que tu pareja te quiere?" .

Yo creo que sí, pero aún con dudas se me ocurren algunas alternativas al asesinato. Todas en mi contra: preparar una ensalada, tomar un café con leche... Se podría convivir con la duda del querer -la gente se pasa la vida averiguando cuánto, cómo y por qué se quiere con alguien-. Pero nunca podría convivirse con la duda de si me quiere matar o no. Porque eso sería la respuesta a la duda anterior.

(Foto: Reuters /via El Mundo) Un cadáver fruto de las disputas en Costa de Marfil

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