viernes, 4 de marzo de 2011

Las uvas


Tomé ese racimo de uvas verdes; las conté. Eran dieciséis, pero no le encontré ninguna relación al número.
Sabían a puro mosto, como los del botellín que ofrecen en algunos bares.
Yolanda estaba hecha un infierno esa noche, un pelo fenomenal, un perfume desgarrador. Antes de irse se echo el pelo hacia atrás, me robó dos uvas, se las metió en la boca y mientras las mordía apenas con la punta de sus dientes, me miró desafiante y dijo: -Me voy.

(Foto: Nico) 

1 comentario:

Unknown dijo...

Cuánto tiempo sin leerte. Me alegro mucho de que hayas vuelto por la blogosfera.

Saludos ciclotímicos.