jueves, 9 de septiembre de 2010
Vencido el 1 de agosto
Entonces, cuando incliné el envase, cayeron algunos pedazos de banana grandes, de lo poco apetecible en comparación con esas fibras de mierda, y lo único que encontré para amalgamarlos fue un yogur vencido el 1 de agosto. Un momento después me di cuenta de que este hecho no tenía ninguna importancia.
Hacía unos días que se habían acabado las tardes de barquitos de colores y albariño fresco, de alguna manera había que pasar el trance y olvidar Galicia. Sentí que tenía que volver a poblar mi cabeza de cosas así, de detalles inconsistentes, y quizá al prestarles una atención desmedida podría entender el significado de algunas cosas realmente importantes: una ruta, un puerto, un regreso, el porqué de un desayuno dominical...
Casualmente, un poco después de desayunar compré el periódico y acompañé a Yolanda a lavar su coche. Se había puesto insistente con el tema: -Quiero lavar, quiero lavar... me dijo un poco nerviosa por teléfono...
Yo trataba de no contactarla mucho. Yolanda filtraba cada sílaba que yo decía con sus ojos de mujer, y en vez de quedarse con el líquido se quedaba con el sedimento. No nos entendíamos bien
Pero a pesar de nuestros profundos desencuentros accedí y observé cómo se mojaba su cuerpo mientras cepillaba con insistencia. A medida que ella giraba en torno al vehículo, erguía su físico para refregar hasta el techo, y se mojaba. Y con el agua nuestro vínculo se desdibujaba. Y, aunque apenas, daba paso a otra cosa; como el domingo que iba tomando sentido involuntariamente hacia el lunes.
(Foto: Nico) Jabón y algunos reflejos interesantes en la luneta trasera
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2 comentarios:
Me gusta, la nostalgia del albariño te inspira.
No sé si me gustan más tus letras o tus fotos...
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