domingo, 17 de mayo de 2009

Pelos, mentiras y goma de mascar

Inventados el chicle y la estupidez, cabría preguntarse ¿para qué compiten los chicles, cuál es el objetivo? Dicho de otro modo: Yo voy normalmente al supermercado y compro huevos, sólo compro mayonesa cuando la publicidad me los rompió lo suficiente. 
Según parece, hemos decidido vivir de la mentira y lo innecesario. Un viaje en cohete que nos muestra en un nanosegundo las manzanas que crecen en un valle fértil; el politono regulable por presión, que se tira pedos a las tres y cuarto de la mañana; una infinidad, una sucesión de cosas de ese tipo. Está claro que sólo necesita ser vendido aquello que no es realmente necesario.
Hablando de huevos, recuerdo ahora dos casos que me rompieron bastante la cabeza. Este no es un tema nuevo, ya sé, simplemente quiero saber por qué decimos que la publicidad es engañosa cuando en realidad lo que sucede es que nos miente, y nada más.

Trident Senses parece ser el último lanzamiento de la conocida marca de chicles propiedad de Cadbury Adams, dirigido a masticar nuestra perspicacia. En el spot publicitario televisivo dice: "Nuevo Trident Senses..." y agrega, "votado producto del año por los consumidores". Me pregunto cómo hicieron para votarlo ya producto del año si acaba de salir al mercado; los habrán encerrado en una enorme burbuja de goma de mascar orbital (¿verde o rosa?) a masticar meses y meses... "¡Firme, diga que le gustan!" les habría dicho el gerente de producto. "¡Continúe!", y no dio lugar al angustiante pedido de pastillas contra del dolor del músculo masetero. Ni caso, había seguir, comparar elasticidad y goma hasta voltear a la competencia. 

Este otro caso no tiene nada que ver con el anterior y es peor, me toca ahí donde duele. Una página entera en un periódico gratuito decía hace un tiempo: "Tienes 7 días para detener la caída de tu cabello". Muchos días después, quizá la semana pasada, cogí en el metro un periódico gratuito que ocupaba el sitio en el que yo pretendía sentarme, uno de esos pocos sitios en los que nadie puede mentirme. Me encontré con el mismo anuncio insistiendo en que me quedaban 7 días (siete días...) para detener de una vez por todas mi humillante despoblación capilar. Y ahí sentado, me quedé masticando en silencio la cantidad de veces y de días y de noches, en relación a la cantidad de cabellos y de mentiras que caben ahí adentro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Alguien creerá realmente los efectos de las cremas adelgazantes?

Nico Carletti dijo...

No (salvo problemas mentales) evidentemente, no. Pero parece que es más redituable la duda o el auto-engaño que la gordura.

Ana dijo...

carletti, vos sos divino, tanto peludo como pelón!

Nico Carletti dijo...

Así es imposible. Si mi supuesta forma de ser se interpone a mis textos no escribo más.