jueves, 16 de abril de 2009

La flor del mal



Si el infierno no existe, entonces ¿a dónde va a parar toda esta gente? No me refiero a los imbéciles catalogados, ni siquiera a los mala leche, sino a aquellos que podemos definir con toda certeza como la mismísima mierda de este mundo. La representación más cercana y palpable de la maldad, aquellos que se abusan, que se ríen de la debilidad ajena, que refriegan su egoísmo, que viven a costa del otro, que avasallan con insistencia la humildad y el honor, aquellos que queriendo pisotearon la sencillez de tanta gente buena, tantas veces, durante tanto tiempo. Y se sintieron poderosos.

Mucha gente se pregunta dónde y cuándo pagarán por su maldad manifiesta, por su pronunciado cinismo, cuándo les tocará a ellos la desdicha y la desgracia merecidas.
Pero yo creo que si les sucediera algo malo no hay que alegrarse. Me plantaría ahí el primero, les donaría mi sangre, les daría de comer en la boca, observaría su desnudez con serenidad; el rostro de una vejez implacable, solitaria, de la que nadie sentiría necesidad ni culpa.

(Foto: Nico) Un hongo color oro nacido de la mierda de vaca. (Sierra de Gredos, Madrid)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bastante castigo debe ser ya ser como son. El castigo es algo subjetivo, y como la lluvia, nunca cae a gusto de todos.

IndeLeble dijo...

Mi amigo a esta gente y pienso siempre en los mismos , los milícos habría que dejarlos solos pero bien custodiados de por vida , no creo que haya cielo ni infierno y sí hay debe estar mezclado y por ahí nos encontarmos todos , que kilombo no?
Pero como se vé en tu hermosa foto hasta de la mierda nacen cosas bellas, que paradoja !

Anónimo dijo...

Nunca hay que contagiarse de la maldad o de la rabia. Lo has descrito muy bien. El que hace el mal, peor para él.
Un abrazo

Nico Carletti dijo...

Yo con lo que alucino es con la falicidad con que la gente prefiere cagarse encima del otro que tiene al lado antes de perjudicarse él. Una cosa es un fallo, o no haber podido evitarlo, pero otra cosa es usarlo como sistema. Alucino, de verdad.