viernes, 30 de septiembre de 2011

Confesiones de invierno

Si; quizás haya que convencerse de que la vida simplemente se tratará de esto. De que las cosas transcurrirán eternamente entre la discreción y el atrevimiento, entre unas simples columnas de texto o de cemento, entre viscerales confesiones y mesas de ping-pong.
Era algo mucho más profundo que el hundimiento de tus tacos en el césped. Yo te quería inculcar el hábito de mirar más allá, pero a la vez convencerte de que más allá no hay nada.
No teníamos nada a mano, sólo un par de copas, pero yo te hubiera dibujado una ecuación simple, que probablemente ninguno de los dos hubiera entendido y habríamos pasado a resolverla con ejemplos de películas de cine, o con el análisis del débil armado de los canapés, alguno de los cuales se caía y nos producía cierto desencanto. Desencanto que ambos resolvíamos muy bien. Vos, con algo de frustración aunque con esperanza, mientras que yo me aferraba hacía tiempo a la indiferencia y tendía a la insensibilidad. Nos unía la sonrisa y la indignación.
El caso eso es que con seguridad era una de las últimas tardes de verano y yo pensaba en el momento cuando te hayas ido. Tal vez vaya corriendo a regalarte mi olvido.

El título ´Confesiones de invierno´ se inspira en la tristísima canción del mismo nombre del grupo argentino de los años ´70, Sui-Generis

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